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Channel: Al margen de los días
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SALAMANCA, 12 DE OCTUBRE DE 1936

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Todos conocéis el famoso episodio que don Miguel de Unamuno protagonizó, junto con Millán Astray, aquel 12 de octubre, Día de la Raza, en Salamanca. Hay una versión vulgata, muy circulada, que insiste en el enfrentamiento entre el intelectual defensor del templo de la inteligencia y el militarote bravucón que grita en defensa de la muerte.

Ahora bien, no hay ninguna grabación, ni sonora ni visual, del episodio. Ni siquiera textos escritos, porque ambas intervenciones fueron improvisadas y espontáneas. En el caso de Unamuno, que solía repentizar sus discursos, sólo contamos con una tarjeta, en cuyo reverso había escrito estas palabras:

Guerra internacional, civilización occidental cristiana, independencia, vencer y convencer, odio y compasión, lucha, unidad, catalanes y vascos, cóncavo y convexo, imperialismo lengua, Rizal, ni la mujer, odio inteligencia que es crítica que es examen y diferenciadora inquisitiva y no inquisidora.

No hay más remedio que acudir, pues, a los testimonios, directos e indirectos.

Entre los primeros, cabe señalar el de Eugenio Vegas Latapié, testigo presencial y directísimo, el de Pemán, en un artículo de ABC de 1965, o el del propio Millán Astray en una nota de su archivo. 

Respecto a los segundos, cabe decir que la fantasía es libre, y a fantasear es mayormente a lo que se dedican los "testimonios" de Carlos Rojas, Serrano Súñer, Paul Preston o Gabriel Jackson. No así el del propio Franco, que pone las cosas muy en su sitio, con no poco sentido común, en sus conversaciones con Franco-Salgado, a propósito del artículo de Pemán:


Se ajusta a la realidad de los hechos. Todo fue una réplica del general a la actitud, bastante molesta, del señor Unamuno, que no se justificaba en un acto patriótico, en un día señalado y en la España nacionalista que luchaba en el campo de batalla con un feroz enemigo y con grandes dificultades para vencerlo. Millán se creyó obligado a reaccionar en la forma que lo hizo a lo que consideró una provocación del ilustre catedrático.

Todas estas versiones y testimonios, y algunas más, se pueden encontrar en el Millán Astray, legionario, Madrid, La Esfera de los Libros, 2006 (5ª ed.), pp. 321-347. Claro que a quienes ya han tomado partido contra Millán Astray todo esto les convencerá poco.

Tal vez les convenza más lo que dicen Colette y Jean-Claude Rabaté en su reciente biografía de Unamuno (Madrid, Taurus, 2009), aunque titulen insidosamente su penúltimo capítulo "El prisionero de Salamanca", cuando es bien sabido que Unamuno jamás estuvo detenido, ni siquiera bajo arresto domiciliario.

Quizás la verdad de estos hechos se encierre en una carta que Millán Astray dirigió al padre del dramaturgo Alfonso Paso, y que éste publicó en El Alcázar de 28 de septiembre de 1970:

Me fastidió tanto su supuesta superioridad y su afán de hacernos comulgar con ruedas de molino, que no pude remediarlo y dije textualmente: si esto es inteligencia, muera la inteligencia. Pero se ha quedado sólo con la última parte.




 [Unamuno, con el cardenal Pla y Daniel, a la salida del acto. Debajo, tarjeta sobre la que escribió el "guión" de su discurso.]



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